La industria del aceite de oliva y la producción de alpechín
En la industria oleícola proveniente de la aceituna además del aceite de oliva, se obtienen otras fracciones. El método clásico de obtención de aceite, las aceitunas se molían, después la pasta se batía a una cierta temperatura para facilitar que salga el aceite para posteriormente realizar un prensado de la pasta para obtener por un lado una fracción líquida constituida por aceite y agua junto a otros compuestos y una parte sólida que se quedaba en la prensa. En la actualidad para poder trabajar en continúo permitiendo tratar una mayor cantidad de aceitunas en las almazaras, se utilizan actualmente centrifugadoras. Existen 2 tipos de centrifugadoras para la pasta de la aceituna. El primer tipo de centrifugadora es el de tres fases en el que a la pasta se le añade agua para facilitar la extracción y se obtienen a la salida el aceite, la fase acuosa o alpechín, que es una mezcla de agua, materia orgánica y sales minerales, y por otro lado el orujo que es la parte sólida constituida por los huesos, pieles y pulpa. En las centrifugadoras de dos fases suponen un ahorro de agua ya que no se le añade agua. En este caso se obtiene en la centrífuga el aceite por un lado y por otro lado el alperujo que es una mezcla de alpechín y orujo.
En las alperujeras se encargan de obtener a partir del orujo y del alperujo, realizando una extracción con disolventes o por centrifugación, el denominado aceite de orujo que se puede utilizar para alimentación directamente o mezclado con aceite de oliva. En este proceso sigue quedando un residuo constituido por los sólidos y el alpechín. Los sólidos tienen diferentes usos como valorización energética de por ejemplo los huesos de las aceitunas que constituyen un combustible renovable que puede ser usado en las propias almazaras o en las alperujeras para obtener calor para los procesos. Otra parte puede ser usada por medio de compostaje para obtener compost para fertilizar los suelos agrícolas, ya que estos restos sólidos contienen todavía bastante materia orgánica y nutrientes.
Sin embargo, el alpechín obtenido en las centrífugas de tres fases o a partir del alperujo en las alperujeras, es un líquido rico en agua (de un 85 a 95%), materia orgánica (4 a 16%) y sales minerales (0.4 a 2.5%) como carbonatos, potasio, fosfato o sodio. Con ese contenido tan alto de materia orgánica, el alpechín para ser tratado requiere una cantidad muy alta de oxígeno con demanda biológica de oxígeno (DBO) de 35 a 100 g/L y demanda química de oxígeno (DQO) de 45 a 130 g/L. Estos valores de carga orgánica junto a su gran contenido en sólidos disueltos (conductividades eléctricas de 8 a 22 dS/m) impiden que el alpechín pueda ser vertido a cuerpos de agua naturales como ríos o lagos o sobre el terreno o subsuelo. Además el alpechín contiene gran cantidad de polifenoles que por su capacidad bactericida y fitotoxicidad hace que los tratamientos de depuración convencionales solo consiguen rebajar la DBO a 3 g/L todavía un valor muy elevado para poder verterse a la naturaleza sin perjudicarla.
¿Qué son los polifenoles?
Los polifenoles son compuestos químicos formados entre otras cosas por anillos fenólicos. Los polifenoles están presentes en la mayoría de los vegetales por ejemplo en las hojas de té, los llamados flavonoides, en las uvas se encuentran los taninos y en las aceitunas los tirosoles. Estos compuestos tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias por lo que se recomienda su consumo alimentario. Una de sus ventajas es que ralentizan la oxidación de los ácidos grasos en la sangre e impiden la formación de ateromas lo que reduce el riesgo de aterosclerosis. Estas mismas propiedades de los polifenoles afectan a la propia planta haciéndola más resistente frente a plagas y ataques bacterianos, además de ser útil en su metabolismo y preparar la planta ante situaciones de estrés como la sequía. Sin embargo, estas propiedades de resistencia también dificultan el tratamiento biológico de la materia orgánica formada por polifenoles, entre ellas los residuos oleícolas.
¿El alpechín de problema a solución?
Desde finales del siglo 20 cuando la producción de aceite se concentró en grandes almazaras y alperujeras el problema del tratamiento del alpechín se agravó al tener mayores caudales de alpechín para tratar en un sitio localizado. Para paliar, se construyeron muchas balsas para acumular el alpechín y tratarlo por medio de evaporación, disminuyendo el volumen total de alpechín hasta convertirlo en lodos. Un problema es que estos lodos es que no es fácil encontrarles utilidad. Otro problema es el relacionado con los olores desagradables que producen las balsas de almacenamiento de alpechín lo que conlleva quejas vecinales si éstas se encuentran cerca de viviendas.
El tratamiento o uso del alpechín es por tanto un problema en las regiones productoras del aceite de oliva especialmente como se ha comentado por la alta presencia de polifenoles lo que limita su tratamiento biológico. En vistas a este reto los fundadores de Calpech siempre enfocándose en la economía circular y el aprovechamiento de los residuos pensaron en dar algún uso al alpechín. Después de realizar una investigación en la Universidad de Alicante, estos fundadores descubrieron que los polifenoles contenidos en el alpechín tienen unas propiedades idóneas para producir nanopartículas de metales encapsuladas en carbón. De está manera, Calpech ha conseguido un doble hito. Por un lado, se han conseguido fabricar nanopartículas de hierro encapsuladas de carbono con multitud de aplicaciones para los retos energéticos.
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